La reciente ofensiva comercial impulsada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reactivado la tensión en el escenario económico global.
Con el regreso del republicano a la Casa Blanca, la imposición de nuevos aranceles aduaneros, especialmente contra China, ha provocado una serie de reacciones en cadena que podrían afectar significativamente a las economías de América Latina, incluida Chile.

Un nuevo capítulo en la guerra comercial
Trump ha centrado su estrategia arancelaria en China, a la que acusa de contribuir a la crisis del fentanilo en Estados Unidos y de mantener desequilibrios comerciales insostenibles.
Las tarifas aplicadas a los productos chinos han alcanzado el 125%, generando una respuesta igualmente contundente por parte de Pekín, que elevó sus propios aranceles hasta el 84%.
Sin embargo, la política comercial de Trump no se limita a China. En un movimiento sorpresivo, anunció un arancel universal del 10% a todas las importaciones hacia Estados Unidos, afectando directamente a numerosos países latinoamericanos que no cuentan con acuerdos preferenciales o tratados de libre comercio activos.
Chile: ¿cómo se ve afectado?
Aunque Chile no está en la línea directa de fuego, sus relaciones económicas podrían verse comprometidas. «Aunque parezca lejano, decisiones como esta terminan moviendo los precios y afectando también a nuestro mercado. Todo está conectado», explicó Michelle Suegart, Key Account Manager y encargada de Licitaciones.
Uno de los sectores más sensibles es el tecnológico, que podría sufrir consecuencias tanto por la subida de aranceles como por la ruptura en las cadenas de suministro globales.

Pero la tecnología no es la única área en riesgo. «Sin duda el sector tecnológico, pero también logística, retail y todo lo que dependa de componentes importados» podría resentirse, señaló la especialista.
El alza de precios y la baja disponibilidad de productos ya se están haciendo sentir: “Sí, ya hemos notado que algunos productos están más caros o con menos stock. Se siente”, agregó.

Entretanto, Suegart indicó que a pesar de la incertidumbre, este escenario también podría abrir nuevas puertas para la región. “Creo que veremos más precaución, pero también más oportunidades para buscar nuevos caminos y aliados”.
En ese sentido, la guerra comercial podría acelerar el proceso de diversificación de mercados y fomentar alianzas estratégicas más allá de Estados Unidos y China.
Asimismo, se plantea la posibilidad de que países como Chile empiecen a desarrollar capacidades propias en áreas clave.
Para Suegart, “este puede ser el empujón que necesitamos para apostar más por el talento local y nuestras propias soluciones tecnológicas”.
Sin embargo, el proceso no estará exento de dilemas. Muchas empresas chilenas que hoy dependen de proveedores chinos o estadounidenses podrían verse obligadas a redefinir su estrategia. “Sí, muchas empresas van a tener que tomar decisiones estratégicas. No se trata solo de precios, sino de compatibilidad tecnológica y visión a largo plazo”, advirtió.
En BC Tecnología, empresa especializada en soluciones TI, hemos notado cómo este escenario global impacta localmente.
Michelle Suegart, Key Account Manager de la compañía, destacó que las decisiones tomadas por potencias mundiales “terminan moviendo los precios y afectando también a nuestro mercado”.
A pesar de la incertidumbre, desde BC Tecnología también vemos distintas oportunidades: esta crisis puede ser el impulso necesario para que Chile invierta más en desarrollo local y en talento nacional, fortaleciendo así su independencia tecnológica.
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