Los desafíos de la brecha de género en el mundo TI chileno

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El mercado laboral tecnológico tiene la obligación de resolver una dolorosa paradoja: el presente y futuro del trabajo están expandiendo su radio de posibilidades a niveles nunca antes vistos; sin embargo, dentro de tanta apertura, siguen estancados en la brecha de género en trabajadores vinculados a la industria. 

Si bien es un tema histórico, la apertura de la revolución digital ha expuesto mucho más la evidente segregación laboral por razones de género en el mundo TI. “En 30 economías emergentes, (i) los hombres tienen 7,6 veces más probabilidades de trabajar en el sector de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) que las mujeres”, indica un reporte del Banco Mundial.

Las cifras no mienten: según un informe McKinsey, el porcentaje de trabajadoras TI ha disminuido en los Estados Unidos en los últimos 25 años. Únicamente 19% de los egresados en TI son mujeres. Solo un 12% de las vacantes de desarrollo de software son cubiertas por trabajadoras -sin mencionar que solo el 4% de programadoras son mujeres de color-. 

“Tenemos diferencias con los hombres, pero las mujeres somos tan capaces como ellos de formular preguntas, resolver problemas, realizar experimentos y observaciones, tanto en terreno como en el laboratorio. Para las ciencias se requiere ‘la suma’ de las capacidades de ambos, pero si tenemos menos mujeres estamos perdiendo mucho”, asegura Mary Kalin, Premio Nacional de Ciencias 2010 y académica de la Universidad de Chile.

En Chile, la brecha de género no es menor. Las mujeres representan solo el 10,5% de la comunidad de estudiantes cursando carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), de las cuales únicamente el 5% logra conseguir trabajo en su profesión, según datos del Ministerio de Educación. Este escenario presenta un desafío enorme para el país; pues, la industria TI sufre un déficit de 6 mil profesionales al año. 

Algunas causas de la brecha de género

¿Sabías que un estudio publicado en 2017 por la revista Science reveló que las niñas empiezan a concebirse como menos inteligentes que los niños, en áreas como las matemáticas, a partir de los 6 años de edad?

Hay una correlación entre el acceso a la educación tecnológica y su posterior realización profesional. Los índices de mujeres capacitándose en TI siguen siendo muy bajos. Hay factores psicológicos y sociales que afectan directamente en las decisiones críticas que toman muchas estudiantes y trabajadoras. Normalizar estas condicionantes sólo agrava la diferencia e impide la integración que tanto se necesita. 

El Banco Interamericano de Desarrollo ha publicado un importante estudio que analiza la situación de las mujeres latinoamericanas en las ciencias, la innovación y la tecnología. Entre los hallazgos de la investigación destacan: 

  • La participación de las mujeres en estudios universitarios es todavía minoritaria en la mayoría de las disciplinas STEM. 
  • Un número importante de mujeres con títulos en CyT no siguen carreras en estas ocupaciones. 
  • Las mujeres investigadoras tienden a concentrarse en las universidades, el gobierno y las organizaciones sin fines de lucro. Todavía existe un margen importante para ampliar su presencia en el ámbito empresarial.
  • En muchas instancias de sus trayectorias profesionales las mujeres no logran alcanzar los puestos de jerarquía (techo de cristal) y esto ocurre tanto en el ámbito académico, como en las empresas y otras esferas de los sistemas nacionales de CTI. 

Factores del día a día

En nuestra experiencia, uno de los casos más evidentes de la brecha está en los Bootcamps. Estas instancias de formación en programación han tomado gran relevancia en el presente; lamentablemente, la tasa de participación está desbalanceada: muchos más hombres que mujeres participan en estas actividades. Estos programas se han vuelto fundamentales para adquirir las habilidades tecnológicas necesarias que le permitan a las personas avanzar en la industria. Por lo tanto, si un grupo está exento de esta alternativa, la brecha se profundiza. 

Asimismo, consideramos que es crítico abordar otros elementos que podrían truncar la carrera profesional de las mujeres, tales como la sobrecarga por maternidad y episodios de abuso o acoso sexual y laboral. En este sentido, el cambio debe venir sustentado en políticas públicas y políticas empresariales internas que generen la confianza necesaria a las trabajadores para denunciar cualquier tipo de agresión; asimismo, estas medidas se deben establecer castigos ejemplares ante las conductas inapropiadas. Solo así las organizaciones podrán promover y resguardar la presencia de profesionales mujeres y, con ello, nutrir una diversidad de talentos que enriquezca y amplíe el desarrollo tecnológico.

Iniciativas que trabajan en reducir la brecha

En Chile, existe el programa Laboratoria, un proyecto que se enfoca en la capacitación tecnológica a mujeres sin estudios. Este bootcamp especializado ya cuenta con más de 250 egresadas. Muchas de ellas son contratadas por empresas de diferentes industrias que necesitan perfiles tecnológicos, entre estas destacan Falabella, Everis, ThoughtWorks y Cencosud. 

Desde hace dos años, Chile ha asumido la implementación del proyecto SAGA (STEM And Gender Advancement), creado por la UNESCO, el cual se enfoca en la reducción de la brecha de género en los campos de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. 

El proyecto SAGA tiene como objetivo realizar la transferencia de competencias a los equipos técnicos de las instituciones públicas chilenas que van a trabajar en la implementación de este proyecto en el país. Este programa impulsado por la UNESCO es una de las iniciativas más innovadoras para reducir la brecha de género en el mercado laboral tecnológico. Se ha implementado en decenas de países y ha obtenido resultados muy positivos. 

Necesitamos más mujeres en TECH

Para Victoria Toledo, responsable de Desarrollo Organizacional en BC TECNOLOGÍA, sumado a sus competencias técnicas, las mujeres cuentan con una serie de aptitudes que pueden generar mejoras directas a cualquier sistema de trabajo tecnológico. El problema es que muchas veces estas habilidades no resaltan en los proyectos, a pesar de su inmenso aporte. 

Entre estas destacan: 

Comunicación ilimitada: las mujeres son capaces de resolver muchos conflictos hablando.

  • Inteligencia emocionales: las mujeres se destacan por su capacidad de escuchar, generar empatía, trabajar en equipo, resolver conflictos y dar feedback. Esto las posiciona en un excelente punto de partida dentro de cualquier organización.
  • Diversidad: cada vez hay más evidencia de que la coexistencia de hombres y mujeres en el mismo entorno hace que los equipos sean más creativos y haya un mejor ambiente de trabajo. 
  • Cohesión: las mujeres suelen ser mejorar para dirigir debates y conjugar opiniones y propuestas diversas.
  • Multifoco: las mujeres cuenta con una capacidad, casi natural, para realizar diversas tareas dentro de una organización. En cambio, los hombres suelen ser monofocales, se centran en las labores que dominan y tienden a descuidar los factores periféricos.

Los especialistas concuerdan en que existe un vínculo directo entre la diversidad laboral y el incremento de creatividad, innovación y rentabilidad en las empresas. En la medida que los equipos sean heterogéneos, podrán asemejarse mucho más a los usuarios que buscan atender; por lo tanto, las soluciones que creen serán mucho más precisas y efectivas. 

Asimismo, las empresas que nutren su diversidad profesional mejoran exponencialmente su productividad e imagen de marca. No menor es el impacto, además, que pueden generar las organizaciones en el mundo: mostrarse inclusivas y abiertas es fundamental para dejar una huella y dar el ejemplo ante la sociedad. 

Chile tiene un desafío enorme que enfrentar; insertar a las mujeres en el mundo tecnológico puede generar un impacto directo en la productividad del país. Por un lado, se puede cerrar el déficit profesional que sufre la industria; por otro, el empoderamiento de las trabajadoras dinamiza su inserción en la sociedad, factor fundamental para mejorar la convivencia y el bienestar de la nación.